Por Eliseo Born
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En una reciente encuesta realizada por un prestigioso medio[1], la población de nuestro país opinó que teme por el brote de un nuevo tipo de gripe mortal, esta vez provocada por el terrible “tucán de las nieves”[2]. En este informe científico, les contamos la historia del terrible animal y la enfermedad que acarrea.
El tucán de las nieves (ramphastos nivum) es una poco conocida variante del simpático pájaro tropical. Esta especie se ha adaptado a la vida en el frío, lo cual es bastante obvio, porque si no el “de las nieves” sería más engañoso que el “sin fin” de “La historia sin fin”, salvo que consiguiéramos nieve caliente, lo cual es ridículo y atenta contra la fe cristiana[3]. Este animal posee pico y plumas blancas, ideales a la hora de confundirse con su entorno no sólo para defenderse de sus depredadores, sino también para acechar a sus presas.
Es común ver a ejemplares de ramphastos nivum cazando por sorpresa pequeños roedores, lagartijas del ártico, y otros animales de poco tamaño. Esta característica los hace muy importantes para la preservación del ecosistema, dado que contienen la expansión de ciertas especies que se reproducirían demasiado y serían peligrosas. Así, el tucán de las nieves mantiene a raya a dos de sus presas favoritas: el caniche y el yorkshire, de los que suele alimentarse cuando las ancianas los sacan a pasear cerca de sus nidos. La escena es intensa: la señora mayor y adinerada aparece con su mascota en brazos (sabemos que se evita todo lo posible que estos “perros”[4] utilicen sus patas); el ave, valiente, ataca, quita la molesta criatura de los brazos indignados de la aún más molesta persona, la degüella y se la come. De esta manera cruel, la naturaleza evita que la población de caniches y yorkshires sea un 98% mayor, lo cual haría explotar la cantidad de ladriditos histéricos y acelerados a un nivel intolerable para la existencia humana.
Pero a pesar de los beneficios que le da esta especie al hombre, es mucho más conocida por ser portadora de una enfermedad terrible. La gripe tucánica, nombre que este mal adoptó luego de una larguísima discusión respecto de cuál sería la denominación más adecuada para que los medios pudieran hacer el marketing del pánico coletivo[5], mostró picos de terrible virulencia (hasta un 7% de casos fatales en desnutridos, enfermos de SIDA y heridos de bala) en el norte de Asia. Dado que no eran países importantes los que sufrieron el brote, no ameritó a que se llamara a un estado de alerta sanitaria mundial ni a que se la declarara pandemia, pero fuentes autorizadas opinaron que si esta enfermedad se hubiera manifestado en EE.UU o en Europa, habríamos tenido a los más caros laboratorios del mundo haciendo lo imposible por vender treinta y siete formas de vacuna y tratamiento.
Tanta impresión causó la ola de muertes, especialmente luego del fallecimiento de seis anémicos en tres años, que las noticias respecto la enfermedad eclipsaron con su presencia en los medios asiáticos a la información referente al campeonato mundial de fútbol del 2002. Según midieron algunos especialistas, el tiempo de aire de informes respecto a la “tucanitis” fue también muy superior al de las elecciones presidenciales mongolas del 2004[6]. Asimismo, en Kasajistan, los medios locales adjudicaron la muerte de 300mil personas a esta terrible enfermedad, aunque luego se supo que se había tratado de una limpieza étnica mandada por el gobierno, y que las empresas que controlaban los canales, radios y diarios locales, (principalmente un holding que incluía al grupo de Ted Turner, accionistas del grupo Clarín y Televisa) habían cometido un error de apreciación[7], influido por el temor que causaba el mal.
En nuestro país, el gobierno se está preparando para combatir la enfermedad. Roche ha ofrecido una partida de 11millones de vacunas de contra la gripe aviar sobrantes de la última epidemia, que en realidad no son efectivas contra la influenza tucánica, pero que tienen un excelente “efecto placebo”. El precio que ofrece la mencionada empresa es muy conveniente (unos 400 millones de dólares), y si bien no combatirá el 100% de los casos, podrían disminuir las infecciones posibles un 14%, según aseguran los representantes del laboratorio El ministro de salud advirtió que “no dejaremos que el terror colectivo se apodere de la sociedad: gastaremos todos los cientos o miles de millones de dólares en placebos que sean necesarios para dejar a la clase media tranquila y para evitar que su no muy estable ánimo nos afecte en el resultado de las próximas elecciones”.
Tenemos entendido que la oposición tampoco está perdiendo el tiempo, y que ya tiene preparada una batería de denuncias, cuidadosamente seleccionadas, que permitan aprovechar de la mejor manera cada muerte de un enfermo que ocurra. Se sabe que Francisco de Narváez ya ha comprado una colección de tucanes personales, “para irse familiarizando con el bichito, que al fin y al cabo me va a ayudar a ganar las elecciones más que mis canales de televisión”.
Los medios, por su parte, han discutido democráticamente entre ellos mismos, práctica que algunos consideran erróneamente esquizofrénica, no sólo con el objetivo de definir el nombre con que deberá ser conocida esta nueva fuente de terror que hará olvidar todos los otros males del mundo, sino también respecto de cómo llevar adelante todo el marketing sanitario. Con la dedicación por la verdad que caracteriza a las empresas de información de nuestro país, sus ejecutivos han pasado noches enteras en vela definiendo cuál sería la música de fondo que transmitiría mejor el dramatismo de las muertes, cómo manejar las denuncias en contra de las autoridades de salud pública para poder promover la sensación de que los televidentes viven en Uganda, y qué clase de lenguaje sería el apropiado para evitar que la población salga a la calle durante veinte días y se limite a mirar televisión (y en caso de que consiguieran la cuarentena general, cuál sería el precio adecuado del segundo de publicidad). Incluso se trató el candente tema del merchandising: no fue fácil hacer que “Flu Tuc”, un tucán con un termómetro en la boca, se convirtiera en la mascota oficial de la epidemia. Pero, luego de ardientes argumentaciones, se consiguió imponer a este simpático personaje como el logotipo de la gripe tucánica, que será utilizado en los envases de las vacunas y los remedios, así como también en los spots publicitarios contra el virus, y que además estará presente en llaveros, remeras y gorras. Asimismo, se ha mandado a imprimir una simpática serie de tarjetas para los enfermos, en las cuales, junto con Flu Tuc, podrá verse la leyenda “ojalá que no te mueras”.
Lo más importante en el trabajo mediático, de todas maneras, fue la definición de la estrategia de difusión de las medidas de prevención para el público. Cómo evitar la proliferación de tucanes[8], qué hacer con la nieve[9], de qué forma no promover el contagio entre hombres, cuáles son los tratamientos efectivos, cuál sería la forma de vender los inefectivos: todas estas cuestiones ya fueron definidas y podrán ser vistas por todos los argentinos, claro que recién luego de que comience la enfermedad a actuar. Antes de eso, por una cláusula de exclusividad en el contrato de las empresas que manejan los medios de comunicación, está prohibido hacer mención a cualquier forma de profilaxis o tratamiento, dado que “deben proteger la inversión que hicieron en la compra de los derechos de difusión de la salud pública”.
De más está decir que no está en mis posibilidades hablar mucho más de este mal, sin violar la cláusula del contrato mediático. Los periodistas tal vez no tengan la preparación necesaria para tratar con la terrible enfermedad que se hará presente, pero no podemos dudar de que al menos han mostrado gran predisposición para hacerse cargo de este rol que nadie les pidió que ejercieran. No nos olvidemos de que todavía queda la ciencia para salvarnos y que, en última instancia, las empresas de comunicación tendrán que dejarla actuar, aunque sea para poder llenar espacio vacío que les quedará cuando se les acaben las ideas de marketing y no tengan nada más que poner al aire.
Eliseo Born es un biólogo y epistemólogo reconocido. Su trabajo más afamado, de corriente plenamente empirista, “Yo les voy a decir a uds lo que es la ciencia, pelotudos de mierda”, se convirtió en un bestseller en el ambiente de las ciencias duras, llegando a registrar 79 ventas.
[1] ¡Nosotros! Esta es una nueva forma de autobombo para legitimar nuestros comentarios: usar encuestas propias y mencionarlas en tercera persona. Si Clarín nos la roba, le hacemos juicio. N del E
[2] Si muchos diarios usan encuestas truchas para fundamentar cualquier disparate que digan, tranquilamente podemos decir que las 11 personas que votaron representan a la población de nuestro país. Ndel E
[3] Quisimos sacar esa frase, porque esta es una publicación laica, pero la verdad es que Eliseo Born nos miró con cara de querer cagarnos a palos y nos dio miedo. Ndel E
[4] No estamos muy seguros de poder llamarlos “perros, pero no se nos ocurre otra manera de referirnos a ellos. Nota del A.
[5] Tanto el círculo de periodistas como la cámara que nuclea a los canales de televisión opinaron que “Fibre de las nieves”, “gripe tucaniconívea” o “resfrío de pico grande”, eran nombres demasiado largos y difíciles de pronunciar como para difundir la enfermedad por televisión.
[6] No pienso hacerme eco de las opiniones que indican que la noticia fue utilizada por los medios de ese país adrede para tapar ese proceso electoral. Más allá de que estos estaban compuestos por tres grupos oligopólicos y que uno de ellos pertenecía al candidato que ganó las elecciones, denunciado de fraude, no hay pruebas que justifiquen tamaña desconfianza.
[7] Una vez más, los mal pensados de siempre creen que el error de los medios, que apoyaban al gobierno Kasajo luego de que les permitieran extender la jornada laboral del personal técnico a 14 horas por día sin aumento de sueldo, fue intencional. Muchos malintencionados también señalan que la colaboración mediática con el régimen fue mayor luego de que fusilaran a un grupo de delegados sindicales que iniciaron una protesta en contra de las empresas que manejaban la comunicación de aquel país asiático.
[8] Para esto, la empresa Glock ofreció un contrato multimillonario de publicidad para que se promueva a sus armas como “poderoso tucanicida”. Asimismo, se hizo un contrato para que se sorteen escopetas y fusiles de asalto en varios programas de concursos.
2 comentarios:
jajaja.. marcas del enunciante y( no los enunciantes) que gracioso.. entonces no es tan fallido el intento de humor,a mi me causó mucha gracia.. sobre todo lo de la fórmula retórica..
Muchas gracias por el comentario, aunque es nuestro deber advertirle que no es bueno que esta publicación le cause gracia: consulte con prontitud al médico
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